domingo, 27 de noviembre de 2011

La era de la comunicación y la colaboración

He conocido la cocina de carbón, la lavadora de turbina, la televisión en blanco y negro; los discos de vinilo, el radio-cassette y las cintas de vídeo VHS; recuerdo las cabinas telefónicas, tener que levantarme del sofá para cambiar el canal de televisión y recibir cartas escritas de puño y letra.
Es vertiginosa la velocidad que alcanza el desarrollo tecnológico, llegando en pocos años a los coches eléctricos, el tren de alta velocidad, los móviles de última generación o los edificios inteligentes.
La enseñanza no es un excepción. Se empezó por el aula de informática, a la que se acudía una vez por semana y hoy en día son innumerables los recursos disponibles: la pizarra digital, esa ventana abierta al mundo y componentes como:
- La tableta, algo así como una pequeña pizarra móvil, que facilita la escritura por parte del alumnado sin tener que levantarse de su sitio.
- El lector de documentos, con aspecto parecido a un flexo, pero en lugar de bombilla tiene una cámara que permite visualizar en la pantalla desde una página de un libro o revista hasta nuestras manos realizando una actividad de papiroflexia.
- El sistema de voto, que consiste en mandos con botones para votar entre varias opciones y se puede usar, entre otras cosas, para contestar preguntas de tipo test y ver los resultados de la votación al momento, sabiendo incluso quién ha fallado y quién no.
- La webcam, que permite la videoconferencia con otros centros, de forma que los alumnos puedan compartir experiencias con otros alumnos distantes o asistir desde el aula a la charla de un experto en un tema determinado.
Por otro lado, la conexión a Internet nos permite:
- Buscar cualquier tipo de información de manera inmediata.
- Disponer de un blog de aula, donde docentes y alumnado comparten actividades y opiniones y se recupera esa costumbre en peligro de extinción que es la escritura.
- Wikis, donde se comparte y se trabaja de forma colaborativa.
- Redes sociales, marcadores sociales, RSS...
Estamos en la era de la comunicación y del trabajo colaborativo, es momento de compartir, de opinar, de aportar... de aprender a manejar las herramientas que están suponiendo el cambio hacia el futuro.

lunes, 10 de octubre de 2011

Educación sin papel

Está claro que la forma de aprender está cambiando. Ya nadie duda de que la tecnología está entrando en las aulas para quedarse y que el uso del papel tiene los días contados. Se ha hecho una gran inversión en la compra de ordenadores para los alumnos de algunos cursos de la educación primaria pero todavía queda lo más importante: usarlos.

No basta con comprar ordenadores aunque es un primer paso. El uso de las nuevas tecnologías en las aulas tiene que ir acompañado de un cambio en las costumbres de alumnos y profesores. Hay que educar a los profesores en los nuevos métodos de enseñanza. No tienen que ser expertos en tecnología, sólo usuarios bien formados.

El beneficio más evidente de este cambio será el abandono del papel como soporte de la información y material de trabajo. Habrá quien diga que la producción de componentes electrónicos tiene mucho impacto ambiental y sus residuos más aún, pero estos equipos van a estar ahí, nos guste o no, y debemos usarlos adecuadamente. Hay que amortizar el coste medioambiental de la tecnología con el abandono de otros recursos innecesarios, como el papel, y la búsqueda de mayor aprovechamiento de estas nuevas herramientas que nos permitirán aprender más y mejor. Eso sí, de otra forma.

Porque el mayor cambio se está produciendo en la forma de aprender y relacionarse. El antiguo modelo de profesor explicando a atentos alumnos que después demostraban su avance en un examen está dando paso a alumnos que se mueven por Internet y las redes sociales sin complejos y sólo necesitan un ratón (o un par de dedos) y una pantalla para interactuar con el mundo.Cada vez es más prescindible la figura del profesor. La información está ahí y sólo hay que salir a buscarla. Ahora el profesor tiene que ser un facilitador, un supervisor que ayude a los alumnos a autoformarse, enseñando a aprender. Lo importante no es la materia, es la forma de llegar a ella.

www.informaticacruces.com

jueves, 29 de septiembre de 2011

Gracias, Aitor


La crisis nos hirió de muerte hace tres años. Cabía pensar que, al haber más parados, habría más dinero para formación ocupacional, pero muy al contrario, los recortes desde entonces fueron aumentando hasta que los centros pequeños nos vimos fuera de combate.
Hubo que dar un giro de ciento ochenta grados y buscar trabajo más allá de los cursos subvencionados para desempleados, que eran el sustento de muchos de nosotros.
Los desempleados están cansados de tanto cursillo, los particulares ya no están por la labor de pagar por formarse, los trabajadores se acomodan y escasea el afán de superación profesional a través de la formación...  Es complicado sobrevivir con un panorama así.
Sin embargo, aquí estamos aún. Y como lo considero como un Óscar a la tenacidad y al trabajo, quiero agradecer al recoger mi premio, a todas las personas que han estado ahí, al pie del cañón, aportando ideas y creciendo ante la adversidad, trabajando si cabe, con mayor empeño e ilusión.
Y como siempre hay una mención especial, no me cabe ninguna duda de que es Aitor quien más la merece. Por sus llamadas en los peores momentos y por sus consejos, por su asistencia técnica y moral, por su iniciativa y su trabajo desinteresado, por poner su inteligencia al servicio de una “charcutería de barrio” y convertirla en un “Proyecto de Venta al por mayor de Jamón Ibérico de Bellota”…
Como decía aquel: “¡No cabe en una vida mi gratitud!”.