jueves, 29 de septiembre de 2011

Gracias, Aitor


La crisis nos hirió de muerte hace tres años. Cabía pensar que, al haber más parados, habría más dinero para formación ocupacional, pero muy al contrario, los recortes desde entonces fueron aumentando hasta que los centros pequeños nos vimos fuera de combate.
Hubo que dar un giro de ciento ochenta grados y buscar trabajo más allá de los cursos subvencionados para desempleados, que eran el sustento de muchos de nosotros.
Los desempleados están cansados de tanto cursillo, los particulares ya no están por la labor de pagar por formarse, los trabajadores se acomodan y escasea el afán de superación profesional a través de la formación...  Es complicado sobrevivir con un panorama así.
Sin embargo, aquí estamos aún. Y como lo considero como un Óscar a la tenacidad y al trabajo, quiero agradecer al recoger mi premio, a todas las personas que han estado ahí, al pie del cañón, aportando ideas y creciendo ante la adversidad, trabajando si cabe, con mayor empeño e ilusión.
Y como siempre hay una mención especial, no me cabe ninguna duda de que es Aitor quien más la merece. Por sus llamadas en los peores momentos y por sus consejos, por su asistencia técnica y moral, por su iniciativa y su trabajo desinteresado, por poner su inteligencia al servicio de una “charcutería de barrio” y convertirla en un “Proyecto de Venta al por mayor de Jamón Ibérico de Bellota”…
Como decía aquel: “¡No cabe en una vida mi gratitud!”.

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